domingo, 9 de noviembre de 2014

Londres - Noviembre 2014


  • Día 1: Barcelona - Londres

Este viaje fue nuestro primer viaje "grande" con los dos peques, G tenía 4 meses y C 2 años, así que él viajó en los brazos de mami (casi todo el rato durmiendo por suerte) y ella en su propio asiento.
Llevamos un arsenal de entretenimientos y picoteos, Tablet, Lacasitos, pegatinas... para que las dos horitas del vuelo fuesen entretenidas y no hubiese ninguna crisis.
Al volar con los peques no nos arriesgamos a reservar los vuelos con una aerolínea low cost, escogimos British Airways para ir sobre seguro, y la verdad es que fue genial, atenciones a los niños y azafat@s simpatiquísimos.


A la llegada contratamos un servicio de traslado con Penguins que también fue genial, nos recogieron con una furgoneta con dos sillitas impolutas para los peques, el chófer encantador y nos dejaron en la misma puerta del apartamento que alquilamos. Muy recomendable para llegar al centro de Londres si vas con niños, con dos maletones y la sillita, porque en metro hubiese sido mortal.
Al llegar por la tarde ya no nos dio tiempo a visitar nada, sólo el super para comprar algo para cenar e irnos a dormir pronto para hacer turismo el día siguiente.


  • Día 2: Jardines de Kensington - Hamleys

Empezamos a hacer turismo por Londres. El apartamento está en la zona 1 al ladito de la estación de Marylebone, así que estamos bastante bien comunicados y nos desplazamos sin problema en metro.

Jardines de Kensington: es un parque espectacular, con muchos sitios para correr, muchas ardillas, muchos patos, ocas, cisnes y demás pájaros. Tuvimos la suerte de que hacía mucho sol y los niños se lo pasaron genial. Especial mención a un lugar imprescindible del parque, el Diana Memorial Playground, que es donde invertimos más tiempo. Es un parque al que sólo pueden acceder adultos si van acompañado de niños (de 9:30 a 10:00 se puede visitar sin niños). Hay que picar a un timbre y te abren una vez comprueban por la cámara que efectivamente tus acompañantes son niños. Es un parque con un montón de columpios y entretenimientos para los peques, tipis, fuentes, toboganes, tubos, suelo musical o lo más espectacular para mi gusto, el barco pirata, que tiene miles de compartimentos para investigar y dar rienda a la imaginación de cada uno.




El parque tiene cafetería, lavabos, cambiadores y mesitas de picnic, por lo que se puede pasar toda la mañana, o incluso comer allí sin problema.
Fuera del Diana Memorial Playground, en los mismos jardines de Kensington, a C le encantó ver el Round Pound, que es un estanque donde hay millones de patos, cisnes, ocas y más aves que no logramos identificar.



Para llegar a los jardines de Kensington por la entrada más cercana al Diana Memorial Playground, la parada de metro más adecuada es Queensway.

Hamleys: es una juguetería que se encuentra en Regent Street con nada más y nada menos que 7 pisos de juguetes de todo tipo. Después de comer, decidimos ir hacia allí y, de camino, los peques se echarían la siesta para poder seguir turisteando. C durmió un ratito en la sillita y G se quedó roque ipsofacto en la mochila poco después de salir del restaurante.
Una vez allí, C alucinó con todo lo que había, empezamos desde la planta de más arriba y fuimos bajando chafardeando todo lo que le interesó a la peque. Había millones de juguetes, muñecas, construcciones, disfraces, juguetes para bebés... todo lo que se te pueda ocurrir. Además los empleados muy simpáticos y dispuestos a que la peque probase todo, ella encantada.
Al ser unas fechas muy cercanas a Navidad, las tiendas empezaban a estar decoradas para la ocasión, así que la verdad es que vale la pena dar una vuelta por estos grandes almacenes, aunque promuevan un consumismo de locura.


La parada de metro más cercana para llegar a Hamleys es Oxford Circus o Picadilly Circus.


  • Día 3: London Eye - Trafalgar Square - Picadilly Circus

Este día lo dedicamos a subir al London Eye y a pasear por la zona más céntrica de Londres, ver el mítico Big Ben, caminar por la orilla del Támesis, ver Trafalgar Square y Picadilly Circus.

London Eye: es una noria situada en el Támesis entre los puentes de Westminster y Hungerford que ofrece una panorámica de Londres si el tiempo nos acompaña. En nuestro caso, tuvimos suerte y el día no estaba muy cubierto, por lo que pudimos ver muchas cosas desde la cápsula. La vuelta dura una media hora, y es interesante ir un día entre semana y prontito para evitar las colas, ya que con niños se nos pueden hacer eternas. Los niños menores de cuatro años no pagan, por lo que en nuestro caso, sólo tuvimos que pagar los dos adultos que íbamos.


Las paradas de metro más cercanas al London Eye son Waterloo, Embankment, Charing Cross y Westminster.

Una vez salimos del London Eye, paseamos un poco por la orilla del Támesis, pero hacía tanto aire, que tuvimos que buscar un refugio para tomar algo calentito y seguir nuestro paseo después.

Fuimos a tomar algo a Giraffe, que es un restaurante totalmente family friendly, como casi todos los que nos encontramos en Londres, tronas, menú infantil, cambiador en el lavabo y amenities para los niños.

Una vez listos, ya proseguimos dirección al Big Ben, nos hicimos las fotos de rigor desde el puente y ahí ya los peques se durmieron, por lo que aprovechamos para ir caminando hasta Trafalgar Square como unos campeones, por suerte llevábamos calzado cómodo y chino chano llegamos, hicimos fotos y dimos una vuelta por la plaza. Los peques seguían dormidos... Así que decidimos ir hasta Picadilly Circus para ver los carteles de colores y la plaza, tuvimos la mala suerte que la plaza estaba en obras, así que nos quedamos sin esa foto-guiri total de los cuatro allí. En Picadilly, C seguía roque en el carro, G, en la mochila y empezaba a llover, así que decidimos volver a casa en metro y cargando el carro con C dormida  por las escaleras, TODA UNA ODISEA! El metro de Londres no está nada adaptado a los carritos de bebés, si tienes suerte, puedes encontrar escaleras mecánicas donde aventurarte a subir con el carro, pero la verdad es que todos los trasbordos tienen escaleras y para ir con carro es mucho mejor ir en autobús. A toro pasado, lo ideal hubiese sido llevar las mochilas para los dos peques y lo recomiendo mucho.


  • Día 4: Science Museum - Chinatown

Science Museum: si le preguntamos a C que qué es lo que más le gustó de Londres, nos dirá que esto. Los museos en Londres son gratuitos, bueno, puedes dar la voluntad, pero si tienes poca, puedes visitar todos sin gastarte una libra. En nuestro caso, no fuimos muy roñosos y dejamos algo, ya sólo por lo que disfrutó la peque, valió la pena.
El museo es inmenso, pero nosotros no nos movimos del sótano. En el sótano se encuentra The Garden, que es un espacio donde los niños pueden experimentar haciendo construcciones, con sonidos y, sobre todo con agua. Hay unos barquitos que se pueden lanzar por unas cascadas que siguen diferentes cauces, donde los niños pueden jugar con ellos, haciendo presas con piezas, y siguiendo el circuito. Les dejan unas batitas impermeables y ya pueden ponerse manos a la obra.
Estuvimos muchas horas allí, tantas que C acabó con las manos arrugadas como garbanzos, así que tuvimos que comer en el bar del museo.
El museo es muy grande y tiene cosas muy interesantes, sobre todo para niños un poco más mayores y para adultos. Hay que decir que The Garden es para niños a partir de los 3 años, pero nadie nos pidió nada.



La parada de metro más cercana para ir al museo es South Kensington.

Una vez comimos, hicimos lo mismo que otros días, intentar que C durmiese en el carrito y G en la mochila para seguir haciendo turismo un rato más por la tarde. Esta vez cogimos un autobús que nos dejó al lado de Covent Garden.

Covent Garden: es un mercado donde puedes encontrar tanto puestos estilo mercadillo, como tiendas y artistas callejeros. Tiene mucho encanto y vale la pena dar una vuelta por allí para ver las tiendas que hay y los productos que venden. Nosotros aprovechamos para comprar chocolate en polvo que nos habían encargado en una de las tiendas de té que había dentro de las galerias.

Después nos encaminamos dirección vuelta a casa, pasando por Chinatown,

Chinatown: Chinatown en Londres es bastante pequeñito si lo comparamos con los de otras ciudades como Nueva York o San Francisco, pero aún así vale la pena dar una vuelta cuando anochece para ver los farolillos encendidos y las vallas que delimitan las entradas a este barrio. También es curioso ver los patos laqueados colgando de los escaparates.

Las paradas de metro más cercanas son Picadilly Circus y Leicester Square.

Y el día no dio para más con todas las horas que estuvimos en el museo de la ciencia, así que volvimos a casa para descansar y prepararnos para el día siguiente.



  • Día 5: Tour por el Támesis - Tower Bridge - Tower of London - Museo de Historia Natural - Harrods


Como el día anterior no nos había dado tiempo de ver mucho y nos fuimos a dormir prontito, decidimos aprovechar el día viendo cosas que nos faltaban por ver.

Lo primero que hicimos es coger un barco-bus que nos llevó de tour por el Támesis hasta Tower Bridge, la verdad es que es muy entretenido y a los niños les encantó eso de subirse en un barco y ver como avanzaba por el río efectuando sus paradas. Bajamos en Tower Bridge, donde pudimos ver el famoso puente y la Torre de Londres.
La verdad es que escogimos un mal día porque era el Poppy Day o día de los Veteranos y estaba abarrotado de gente, tanto que costaba incluso andar entre la muchedumbre, y si costaba andar, andar con un carrito y un niño en mochila fue la bomba. La verdad que los jardines de la Torre de Londres estaba muy bonitos decorados con millones de amapolas por todo el césped, pero no valió la pena tal agobio de gente.
Como poco íbamos a ver con tanto gentío, decidimos dirigirnos a comer al museo de Historia Natural, para una vez comidos visitarlo. Esta vez llevábamos comida y pudimos ir a la zona de picnic del museo sin problema.

La parada de metro más cercana a la Torre de Londres es Tower Hill.

Museo de Historia Natural: como decía antes, en Londres todos los museos son gratis, así que este también. Está al lado del Science Museum y tuvimos tentación de ir de nuevo a los barquitos, pero finalmente decidimos ir al de Historia Natural. Tiene una zona de picnic en el sótano muy bien acondicionada donde puedes comer la comida que lleves de casa o bien comprarte algo en el bar, al llegar un poco tarde para los horarios londinenses, el bar ya estaba cerrado, pero por suerte, esta vez llevábamos nuestra propia comida.
Una vez comidos, empezamos nuestra visita, la verdad es que tiene muchas cosas para ver, aunque tal vez lo disfruten niños mayores que C. A ella le gustaron mucho los animales y también unos stands en los que se veía la capacidad del cuerpo humano. Los animales impresionan, parecen reales aunque fuesen maquetas, incluso había algunos que delante tenían una especie de teléfonos para escuchar los sonidos que emiten en plena naturaleza, esto a la peque le encantó, lo único que ella en vez de escuchar se dedicó a llamar a la iaia.
Una vez recorridas las salas que pensamos que nos podrían interesar más, decidimos encaminarnos hacia el centro para hacer una visita a Harrods, cogimos un autobús que nos dejó muy cerca de allí.



Harrods: son los grandes almacenes típicos de Londres, que hay que visitar sí o sí porque hay de todo. Es espectacular la zona de alimentación y también la parte de la juguetería, que en las fechas que visitamos ya estaba decorada para Navidad. Hay figuras en tamaño gigante de Mickey y Donald y todo tipo de merchandising Disney, vale la pena dar una vuelta aunque sólo sea por chafardear.

La parada de metro más cercana a Harrods es Knightsbridge.


  • Día 6: Notting Hill y mercadillo de Portobello

El último día de turismo lo dedicamos a dar una vuelta por el mercadillo de Portobello en Notting Hill. Fuimos equipados con la burbuja de lluvia para el carrito y con los paraguas porque estaba chispeando y no pintaba que fuese a salir el sol. 
El mercadillo está dividido por tipo de mercancía, los puestos de antigüedades todos juntos, los de ropa también, los de comida, los de fruta o los de música. Hay que caminar un trocito desde el metro, y luego allí también hay mucho que patear, así que imprescindible calzado cómodo y carrito o mochila para los peques. 
Esta vez tanto C como G, se quedaron fritos antes de comer, así que pudimos chafardearlo todo sin prisas.
Para comer habíamos quedado con unos amigos con los que pasaríamos la tarde, así que después de la visita al mercadillo, ya no hicimos más turismo.

Las paradas de metro más cercanas al mercadillo son Notting Hill Gate, Ladbroke Grove y Westbourne Park.


  • Día 7: Londres - Barcelona

Nos vino a recoger el mismo chófer que nos trajo, así que genial, ya que sabíamos que conducía muy bien y era muy simpático tanto con nosotros como con los peques. Esta vez el aeropuerto del que partimos era Gatwick y de nuevo volamos con British Airways. 
La vuelta perfecta, aunque con pena de haber acabado las vacaciones. 

La gente en Londres nos trató genial, no sé si se si por ir con los dos peques o por qué, pero nada que ver con el recuerdo de juventud que tenía de los londinenses.


CONSEJOS:
  1. Vale la pena hacerse con una Oyster card para el transporte público, los viajes salen un poco más baratos.
  2. Es recomendable alojarse en un apartamento cuando vas con peques, tienes tu cocina y puedes cocinar comida parecida a la de casa, además de poder hacerlo en tus horarios.
  3. El metro no está adaptado ni a carritos ni a sillas de ruedas. En nuestro caso, para moverte con niños considero imprescindible usar una mochila portabebé que sea ergonómica (boba, tula manduca...) de manera que nosotros vayamos cómodos y los peques también.
  4. En caso de llevar carrito de bebé, es mucho mejor ir en autobús, el problema es que los transbordos entre autobuses y entre autobús y metro se pagan. Si se lleva carrito, es imprescindible llevar la burbuja de lluvia y en temporada invernal un saquito para que los peques no cojan frío.
  5. Viajar con bebés de menos de 6 meses y que se alimenten de lactancia materna exclusiva, además de no pagar en ningún sitio, tampoco "comen", así que no hace falta cargar con mil cachibaches, leche y potitos además de que es barato ir por ahí con ellos. ¡La lactancia materna es el mejor invento para los bebés viajeros!