lunes, 7 de septiembre de 2015

Costa Oeste de EEUU - Agosto 2015

Este viaje ha sido el viaje más "grande" que hemos hecho por el momento acompañados de los peques. De momento sólo nos hemos atrevido a viajes a sitios "civilizados" o que por lo menos, si nos pasase algo, nos entendiesen. Este viaje ha sido de 13 días que hemos aprovechado a tope.


  • Día 1: Barcelona - Londres - San Francisco

Esta vez volvimos a confiar en British Airways para volar a las Américas y, tal y como esperábamos, fue una buena elección. Trato estupendo, las maletas llegaron y llegaron enteras, el carrito también y entregado en la puerta de cada avión, menú infantil para C y asientos muy muy amplios.
Cogimos el primer vuelo de la mañana a Londres y allí tuvimos que esperar un ratito hasta embarcar en el vuelo hacia San Francisco. Y a cruzar los dedos para que los peques no se volvieran locos tantas horas de vuelo. Cuando fuimos a Londres, G era un bebé y durmió casi todo el rato, pero ahora con un año, la cosa se complicaba más y más siendo un niño bastante "culo inquieto". Lo bueno, que no es llorón, por lo que ya habíamos pensado que si se cansaba, iríamos a pasearle por el avión por turnos. Sorpresa la nuestra, tanto el peque como la mayor se portaron genial, había otros niños en el avión que se pasaron el vuelo llorando o tosiendo... Y digo tosiendo porque aún tengo la imagen de una niña de unos dos añitos que iba con un vestido de tirantes con el frío que hacía en el avión, tosiendo continuamente, mientras su madre iba con dos polares y una sudadera!!! Aún no lo entiendo!
Bueno, a lo que iba, el vuelo fue genial, todos pudimos dormir un poco, aunque tampoco para tirar cohetes, al menos fue todo muy relajado, incluso felicitaron a los peques por portarse tan bien.
Una vez aterrizamos en San Francisco, pasamos los controles (nosotros esperamos cola en plan pardillo, pero si vas con niños, tienes preferencia y pasas directamente sin esperar) y recogimos las maletas, salimos y cogimos un taxi hacia nuestro apartamento.
De nuevo nos alojamos en un apartamento que reservamos desde Airbnb en el barrio de Russian Hill, bastante céntrico y bien comunicado con el centro de la ciudad. El barrio muy bonito, limpio y con tiendas de comida orgánica, caras, pero la verdad es que la comida estaba bastante buena y nos permitía cocinar muchas cosas en casa.
El día de llegada, sólo nos limitamos a comprar algo para cenar y para desayunar al día siguiente, y prontito a dormir para empezar el turisteo.


  • Día 2: San Francisco - Chinatown - Ferry Building - Painted Ladies - Lombard Street

A pesar del jet lag nos levantamos bastante dignos. La verdad es que tanto los peques como papi se adaptaron al horario sin mucho problema, pero yo la verdad es que me desperté super pronto y me costó algo más. El problema sería cuando volvíesemos a Barcelona.
Una vez desayunados, cogimos un trolebús que pasaba justo delante de casa y nos fuimos hacia Chinatown. El barrio es muy grande, nada que ver con el de Londres, todo tipo de tiendas con cosas rarísimas (para nosotros), decoración extravangante, gadgets imposibles, recuerdos de San Francisco de todo tipo... Nos dedicamos a callejear un poco e hicimos nuestro primer gasto, aunque doy fe a día de hoy que está muy amortizado, le compramos a C unos palillos para comer sushi de los Minions y ella encantada con la nueva adquisición.
Después de recorrer varias calles de Chinatown, decidimos ir caminando hacia el Ferry Building. Como bien dice el nombre es un edificio donde se cogen diferentes ferrys, pero por dentro se ha restaurado y tiene muchos bares y restaurantes de calidad, además de tiendas muy bonitas. Aquí aprovechamos para comer, y la verdad es que comimos muy bien aunque bastante caro (lo bueno se paga).


Cuando acabamos de comer, decidimos ir a ver las Painted Ladies, o las famosas casas que se veían en la intro de Padres Forzosos, un autobús nos llevó casi de puerta a puerta entre los dos puntos, así que genial para reposar la comida.


Después de unas cuantas fotos en las Painted Ladies, porque poco más se puede hacer allí, ya decidimos ir a casa, fuimos un trozo paseando hasta la parada de autobús con C en la mochila y G en el carrito y ambos cayeron dormidos casi en el momento.
Cuando llegamos, como vimos que aún era muy pronto, nos dirigimos a Lombard Street, o la calle serpenteante que sale en todas las pelis de San Francisco, la calle estaba al lado de casa, así que dando un paseo llegamos sin más problema que alguna de las famosas cuestas que te encuentras por San Francisco, por suerte ninguna exagerada. En Lombard Street nos encontramos con millones de turistas, una exageración, parecía que habían descargado cuatro o cinco autocares y la verdad es que estaba a tope, así que un par de fotos para que no se diga que no lo hemos visto y para casa.


El transporte en San Francisco no está adaptado para nada para carritos y no nos quedó claro si lo estaba para las sillas de ruedas, los autobuses y trolebuses tienen escalones muy altos y si subes con un carrito necesitas ayuda sí o sí para subirlo. Además conducen dando muchos frenazos, por lo que puedes salir despedido en cualquier momento, damos fe de ello, porque C salió despedida desde su asiento y se comió literalmente el de delante. Vimos que había una señal de sillla de ruedas en los autobuses, pero no nos quedó claro si salía alguna rampa o qué, ya que había barandillas en medio de la puerta y no entendimos cómo podía funcionar aquello. A parte de eso, no tienen aire acondicionado y están bastante destartalados.
En los cable cars es impensable subir con carrito o silla de ruedas, porque van a reventar. Para rematar, tampoco nos dejaron subir con las mochilas portabebés, nos dijeron que para subir, teníamos que sacar a los niños. Como lo vimos muy temerario, porque si les llevábamos en brazos, no podríamos agarrarnos a nada, lo dejamos pasar, podremos vivir sin haber subido.



  • Día 3: San Francisco - Fishermans Wharf - Pier 39 - Aquarium - Alcatraz

El tercer día lo íbamos a dedicar casi todo a estar por la misma zona, fuimos en trolebús hasta el Fishermans Wharf y desde allí recorreríamos los muelles hasta el muelle o Pier desde donde salía nuestro ferry a Alcatraz.
En el Fishermans Wharf hay muchos restaurantes de pescado y marisco, gente que hace espectáculos callejeros, agencias turísticas... Desde allí fuimos caminando hasta el Pier 39, que es el muelle "comercial" y el famoso muelle donde hay montones de Leones Marinos esperando a ser fotografiados mientras hacen el manta. C alucinó cuando vio todos aquellos animales allí tan panchos, en cambio G tuvo un trauma, a la que les oía, le caían lágrimas como puños del disgusto. Decidimos comer en el Pier 39 porque la verdad es que había gran variedad de restaurantes para elegir y todos muy family friendly.



Comimos y nos dirigimos hacia el muelle desde donde salía nuestro ferry hacia Alcatraz pasando por el Aquarium. En el Acuario no llegamos a entrar, pero para suerte de C, la dejaron entrar "by the face" a una zona infantil con barquitos para tirar por cascadas de agua muy parecida a la del Science Museum de Londres pero a pleno sol.


Después de estar jugando un rato con los barquitos ya fuimos a coger nuestro ferry hacia Alcatraz, era una visita que para nosotros era imprescindible, no concebía ir a San Francisco y no visitar la famosa cárcel. Era tan imprescindible que no nos acordamos de reservarlo con tiempo ^^ Y cuando quisimos reservarlo ya no habían entradas, un drama porque no teníamos pensado volver a San Francisco en un futuro próximo. Por suerte encontramos la solución que fue contratar un pack de ferry a Alcatraz + Tour guiado en bici hasta Sausalito y así conseguimos poder visitar la cárcel sin problema.
La visita a Alcatraz para mi es imprescindible si se visita San Francisco. Una vez llegas con el ferry a la isla y subes hasta la entrada del edificio, te dan unas audioguías en las que relatan, tanto presos como funcionarios de la prisión, muy bien la historia del lugar. Al llegar, ambos peques se durmieron cada uno en su mochila, así que la visita fue bastante tranquila y pudimos verlo todo sin problema. La verdad es que estando despiertos se hubiesen aburrido como ostras... La visita puede ser más interesante para niños mayores, de unos 9-10 años en adelante, que para tan peques.



Cuando acabamos la visita, cogimos de nuevo el ferry de vuelta y desde el muelle fuimos caminando a la parada del autobús que nos dejaría de nuevo en casa.


  • Día 4: San Francisco - Tour en bici desde Fishermans Wharf hasta Sausalito

Y llegó el día en que teníamos que hacer el tour en bici hasta Sausalito. Nos dirigimos en autobús hasta el punto de salida que nos dijeron en la empresa de alquiler de bicis, allí nos esperaba el guía con el resto del grupo, nuestras bicis y un tráiler para los dos peques que llevaría su padre.
El tour partía de Fishermans Wharf pasando por diferentes puntos dirigiéndonos hacia el puente Golden Gate, que cruzaríamos para dirigirnos a Sausalito, y desde Sausalito cogeríamos un ferry que nos devolvería al punto de partida.
La verdad es que iniciamos el tour bastante dignos, a pesar de que hacía mil años que no íbamos en bici, también nos dijeron que el recorrido era bastante llano y con cero dificultad (MENTIRA). Empezamos viendo una panorámica del Golden Gate y Alcatraz, y luego nos encaminamos ya hacia el puente pasando por un parque... Bien, pues en la primera cuesta importante a mi me dio un corte de digestión y casi saco los higadillos, papi fue más campeón a pesar de que arrastraba a los dos peques, al tráiler y las mochilas. Como vimos que yo no iba a aguantar el ritmo del grupo, porque mi espíritu deportista anda desaparecido desde hace tiempo, quedamos con el guía que seguiríamos nosotros solos a nuestro ritmo todo el recorrido.



A nuestro paso y parando donde nos interesó, cruzamos el puente y pudimos llegar a Sausalito. Es un pueblo bonito y muy cuidado, pero también muy turístico, todas las bicis que vimos por el camino, iban hacia Sausalito, y allí estaban. Cogimos el ferry que nos devolvió a Fishermans Wharf, donde comeríamos antes de volver a casa a hacer las maletas para iniciar la ruta en coche.

Como cosas a tener en cuenta si hacéis un tour en bici similar al nuestro os enumero las que creo que son más importantes:
- Hay que protegerse mucho del sol, yo me quemé las manos y la cabeza llevando casco y todo.
- En el puente hay que ir con mucho cuidado de no atropellar a nadie ya que el tramo es compartido tanto con otras bicis y tándems como con peatones. En zonas de mucha aglomeración de gente, vale la pena bajar de la bici y empujarla para evitar algún disgusto.
- También hay que tener cuidado de no ser atropellado, porque hay muchos que se creen profesionales y van corriendo una contrarreloj por el puente.
- Cuando se pasa el puente hay una bajada muy pronunciada que lleva a Sausalito, revisad los frenos de las bicis antes de bajar, si nos caemos en ese asfalto nos podemos hacer mucho mucho daño.
- Si os dicen que el recorrido es llano, no hagáis caso, hay más de una cuesta que ni en mis mejores tiempos hubiese subido en bici.


  • Día 5: San Francisco - Mariposa

El quinto día fue el día en que empezábamos la ruta en coche por diferentes puntos de California y Nevada. Reservamos ya desde Barcelona una buena oferta de un coche de alquiler en Avis, así que en principio había que ir a recogerlo y marchar. Los moteles y hoteles también los llevábamos reservados previamente, ya que al ir con peques no queríamos aventurarnos a quedarnos sin alojamiento o acabar en algún antro.
Una vez desayunamos y acabamos de preparar el equipaje, solicitamos un Uber taxi con la aplicación de móvil que nos llevaría a la empresa de alquiler de coches, y la verdad es que es genial el servicio, puntual, con el precio pactado desde el principio, lo cobran directamente a la tarjeta y no hay que dar ninguna propina. Después de utilizarlo entendimos por qué lo prohibieron en España, era demasiado bueno y peligraban los puestos de muchos taxistas...
Llegamos a la agencia y no nos tenían preparado el coche todavía, nos hicieron esperar un montón, y cuando nos entregaron el coche, nos lo dieron sin las sillitas montadas, así que encima tardamos más todavía hasta que averiguamos cómo montar las sillitas en el coche.
Lo bueno fue que llevamos nuestro GPS con mapas de Estados Unidos actualizados, y la verdad es que valió la pena, porque ya estábamos acostumbrados a su uso y nos hizo ganar bastante tiempo y dinero, porque fue más barato instalar los mapas de Estados Unidos que alquilar un GPS en la empresa de alquiler de coches.
Una vez instalados en el coche empezamos nuestra ruta hacia Mariposa, que es un pueblo que está a las puertas del Parque Nacional de Yosemite. Tuvimos que comer en un McDonalds de carretera, porque con lo que tardaron en entregarnos el coche se nos hizo casi la hora de comer. Y una vez comimos, ya fuimos más tranquilos hasta nuestro destino.
Ya en Mariposa lo primero que hicimos fue ir al centro de turismo donde nos explicarían qué ver al día siguiente para aprovecharlo al máximo y también compramos el ticket de entrada al parque. Luego ya nos fuimos a nuestro alojamiento, The 5th Street Inn, la verdad es que la habitación que nos tocó estaba muy bien y muy limpia, era inmensa, con una zona de comedor con sofás, una mesa y sillas, microondas, nevera, dos camas queen size muy cómodas y un lavabo grande. No tenía servicio de comidas ni desayunos, como la mayoría de moteles en Estados Unidos, pero lo solucionamos comprando algo para desayunar allí mismo y para cenar nos fuimos a un Pizza Factory que estaba al lado del hotel. La pizzería tenía mesas largas a compartir con otra gente y tronas, por lo que podríamos decir que era bastante family friendly.



  • Día 6: Mariposa - Toulumne Groove - Yosemite National Park - Bishop

Una vez nos levantamos y desayunamos viendo colibrís por nuestra ventana, nos dirigimos ya a el Parque Nacional de Yosemite, pasamos el control de accesos rápidamente al tener el ticket comprado de antemano y ya iniciamos la ruta que nos indicaron en la oficina de turismo de Mariposa.
El primer punto donde paramos fue The Tunnel View, las vistas desde este mirador son espectaculares, vale la pena ir hasta este punto para ver la frondosidad del valle. Nosotros llegamos desde el lado de las vistas, pero si se llega desde el otro extremo del túnel al que da nombre este punto, es alucinante, porque el paisaje cambia radicalmente de la entrada a la salida del mismo.


Tuvimos la mala suerte que Mariposa Grove estaba cerrado y no se podía visitar, pero hubiese sido una de las visitas imprescindibles en Yosemite. Como me hacía especial ilusión ver secuoyas, fuimos a Toulumne Grove, donde nos informaron que había también aunque no tantas. Allí cogimos las dos mochilas para cargar a los peques y bajamos a ver las secuoyas más cercanas, la bajada fue bien, fuimos bastante rápidos en llegar, pero la subida cargados con los peques fue un poco más dura y encima sin haber cogido agua para el camino (somos unos padres desastres). No sé si valió la pena la pateada por ver dos secuoyas, pero me daba rabia estar allí y no ver ninguna.


Desde Toulumne Grove, ya nos dirigimos a ver el resto de puntos que teníamos marcados por ver de Yosemite, parando en diferentes miradores y haciendo fotos a paisajes preciosos. Lástima no haber tenido un día más para ver más cosas y hacer senderismo, pero con el retraso que llevábamos por salir tan tarde de San Francisco, tuvimos que omitir cosas que queríamos haber visto el día de llegada.


Nos dirigimos a Bishop donde haríamos noche antes de dirigirnos a Las Vegas pasando por Death Valley. Bishop no tiene nada por ver, per tiene muchas opciones de restauración y supermercados, por lo que para nosotros no estuvo nada mal. Nos alojaríamos en el Creekside Inn, y la verdad que estaba bastante bien, la habitación muy correcta y nueva, con microondas, cafetera de cápsulas, dos camas queen size y nevera. Ofrecían desayuno caliente por la mañana, bastante modesto, pero para poder comer algo antes de marchar y tomar un café, no estuvo mal. Otro punto interesante es que había una sala con lavadora y secadora para los huéspedes, donde aprovechamos para lavar y secar toda la ropa de color que traíamos sucia. Siempre que viajamos suelo llevar cápsulas de jabón para la lavadora para no tener que comprar una caja entera para dos o tres lavados que se puedan hacer en un viaje y me fueron genial para poder hacer la única colada que hicimos en todos el viaje, porque no volvimos a encontrar más lavadoras en toda la ruta.

  • Día 7: Bishop - Death Valley - Las Vegas

Cuando acabamos de desayunar, nos dirigimos ya camino de Las Vegas pasando por Death Valley. A toro pasado, la ruta directa es posible que nos hubiese convenido más, ya que los paisajes desérticos y el calorazo que hacía, creo que no valió la pena. No nos atrevimos a bajar del coche para hacer fotos desde ningún mirador por miedo a una insolación y ya no sólo nuestra, sino de los peques. Death Valley tiene paisajes espectaculares, pero creo que no valió la pena pasar por allí. Además desierto, podemos decir que vimos coyotes.


Hay que llevar comida, agua y gasolina suficiente, porque en todo el trayecto no había nada de nada, sólo desierto y algún puesto de turismo.
Una vez atravesado todo Death Valley ya fuimos hacia Las Vegas. Para llegar al hotel era indispensable tener GPS, porque la verdad que con tanto carril la cosa se complicaba bastante. Llegamos sin problema a nuestro hotel, escogimos el hotel Vdara por ser un hotel sin casino y con cocina disponible en las habitaciones. Al ir con peques preferimos no tener todo el vestíbulo lleno de tragaperras y gente fumando y la verdad es que fue buena elección. Nos tocó una habitación con vistas de refilón al Bellagio y al París, aunque para el tiempo que íbamos a estar en la habitación tampoco importaba. La habitación tenía una cama King Size donde dormiríamos nosotros con G y luego un sofá cama donde dormiría C.


Después de instalarnos, fuimos a dar una vuelta para comprar algo para cenar y ver todo lo que nos rodeaba. El hotel conectaba directamente con el Bellagio, los peques alucinaron con el jardín y con las fuentes bailantes, vimos también el París a lo lejos, el Caesars Palace... y al final entramos en el centro comercial Crystals, donde una vez compramos nuestra cena, volvimos al hotel.





  • Día 8: Las Vegas - Grand Canyon

Teníamos toda la mañana para turistear hasta la tarde que teníamos reservado un tour en helicóptero hasta el Cañón del Colorado, así que nos pusimos las pilas y a ver cosas. El primer sitio al que fuimos fue a M&Ms World, cuando fuimos al Londres nos quedamos con las ganas de ir, pero la lluvia nos lo impidió, así que esta vez no nos lo íbamos a perder. Es una tienda de temática única M&M, hay todo tipo de merchandising de la marca, calcetines, pijamas, vajilla, juguetes... y por supuesto, todos los colores y tipos de M&M que se pasen por tu mente, bueníiiisimos! Además proyectaban una peli en 3-D muy divertida de los M&M sobre como el M&M rojo pierde la M apostando en Las Vegas, a C le gustó mucho aunque se enteró de bastante poco al ser en inglés.


Desde ahí nos dirigimos al MGM donde cogeríamos el tranvía aéreo que nos paseó por todos los hoteles de la ruta. Con el ticket aprovechamos para ir hasta el final y al volver bajar en el Flamingo, donde veríamos los animales del jardín, los más representativos, evidentemente, los flamencos.


A C no le hizo mucha gracia y G estaba dormido, así que tampoco alargamos mucho la visita y nos dirigimos hacia el Caesars Palace en busca de un Cheesecake Factory donde habíamos leído que se comía bastante bien y sano dentro de las posibilidades de Estados Unidos. Y podemos confirmar que sí, que realmente hacen platos muy buenos y sanos hasta lo que tu quieras, si te comes una ensalada, sí, pero si pruebas todas las tartas de queso igual no tanto. Mientras esperábamos nuestra comida, pudimos ver el espectáculo de la caída de Atlantis.


Lo siguiente que hicimos fue ir ya hacia nuestro hotel y una vez comimos, ir al punto de recogida para ir al helipuerto. El punto de recogida era el hall del Aria, pero si os dicen que os van a recoger ahí, tened en cuenta que se refieren a un hall de recogidas para las excursiones que se encuentra en una planta inferior a la de la recepción.
En la sede de la empresa de los tours en helicóptero nos pesaron para saber cómo distribuir el peso en el helicóptero y a G le dejaron unos cascos protectores de los oídos para bebés, cosa que es de agradecer, porque según me contaron en otras empresas no daban nada de nada a los niños para proteger sus oídos del sonido del helicóptero. De hecho yo llevaba protectores de oídos de silicona para él por si acaso.
El tour en helicóptero ESPECTACULAR, reconozco que es un capricho, que se puede ir en coche hasta el Gran Cañón, pero verlo desde el aire sin invertir tanto tiempo haciendo kilómetros en coche, vale la pena. Encima nos tocó a la ida en primera fila, así que triunfo total. G no pagaba, pero le tocaba ir en mis brazos, igual que en el avión, lo bueno, que a la ida se quedó dormido, así que pudimos ir relajados, escuchando las explicaciones del piloto y la música que nos puso mientras no explicaba nada. Luego aterrizamos en una zona del Gran Cañón para merendar y contemplar el paisaje que nos rodeaba.



La vuelta fue más movida por parte de G, pero pudimos llegar de nuevo a Las Vegas sin ningún berrinche. Cuando llegamos a Las Vegas ya había anochecido, así que desde el aire se podían ver todos los hoteles iluminados, una pasada.


A la vuelta en la furgoneta que iba dejando a la gente en su hotel, decidimos bajarnos en el Mirage en vez de en el nuestro para ver el espectáculo del volcán, C casi se muere del susto con tanto fuego, pero luego le preguntamos y sí que le gustó.


Después de eso ya volvimos al hotel, cenamos restos de mediodía, bañito y a dormir, los dos peques cayeron al momento, creo que fue uno de los días que más tute les metimos.
Las Vegas nos sorprendió mucho, la verdad es que hay mil cosas por hacer fuera de los casinos, nos hemos quedado con ganas de visitar algo más y ver algún espectáculo del Cirque du Soleil, pero tendrá que ser en otra ocasión.

A tener en cuenta si se va a Las Vegas con o sin niños: SIEMPRE hay que llevar una chaquetilla porque, aunque estás en pleno desierto, en los hoteles el aire acondicionado está a tope y los cambios de temperatura son brutales.

  • Día 9: Las Vegas - Anaheim

Marchamos de Las Vegas al destino que C había estado esperando desde el principio, a "Disney de América", o sea a Disneyland California. Cuando fuimos a París nos quedó una espinita clavada porque cuando fuimos a Disneyland París, estaba taaaaaan abarrotado, que C sólo pudo subirse a dos atracciones, así que decidimos probar suerte en el de América a ver si se podía subir a alguna cosa más y conocer a todos los personajes a los que tenía ilusión de ver.
Comimos por el camino y al llegar al hotel fue dejar las maletas e ir corriendo a aprovechar lo que quedaba del día en Disney. El hotel escogido fue el Fairfield Inn Anaheim Resort, es un hotel que está justo delante de la puerta de Disneyland, pero sin tener que pagar precios desorbitados por alojarte en el parque o depender de los traslados en autocar de los hoteles que están más lejos. Aunque la verdad es que no lo recomendaría más que por eso, por la cercanía, porque me pareció bastante guarruno.
Cogimos el bono de tres días para Disneyland con el que teníamos derecho a un día de "Magic Morning" que es básicamente que el parque abre una hora antes para los que tienen este tipo de acceso.
Nada más llegar nos encontramos con Minnie y pudimos hacernos una foto con ella, los empleados muy amables, nos hicieron fotos con nuestros móviles y con nuestra cámara, la verdad es que una de las diferencias con París, me aventuraría a decir, que es la simpatía de los empleados.
Luego vimos el desfile de la tarde y ya fuimos directos a subirnos en varias atracciones, sólo en esa tarde, ya habíamos visto y hecho más cosas que todo un día en Disneyland París.




Nos quedamos hasta el desfile nocturno, que es una pasada, y ya a la hora de los fuegos artificiales decidimos irnos, porque a C tampoco le apasionan y así evitaríamos toda la muchedumbre de la salida.
De camino al hotel decidimos cenar en Pizza Press, que está en el hotel Camelot. Habíamos leído buenas críticas del lugar y la verdad es que era de lo mejorcito que había por allí, los peques devoraron la pizza y una vez acabamos de cenar, ya nos fuimos a nuestro hotel.

  • Día 10: Anaheim

El día lo dedicaríamos en exclusiva a Disneyland, y encima con la hora extra del "Magic Morning". Nos pudimos subir a casi todas las atracciones, vimos todos los desfiles, nos hicimos fotos con varias princesas... ¡Genial!

Es importante tener en cuenta el Baby Switch para familias con bebés y niños que no pueden subirse en algunas atracciones por la altura, que permite a los padres subirse a las atracciones sin hacer cola dos veces. Nosotros lo utilizamos en el Space Mountain, yo subí primera y mientras, papi se quedó esperando fuera con los peques, me dieron una tarjeta en la cola que luego se la entregaría a papi para el saltarse la cola. La verdad es que es algo a tener en cuenta y podrían tomar nota otros parques de atracciones como Port Aventura.
A mediodía hicimos una pausa para comer y descansar un poquito en el hotel. Esta vez comimos de nuevo en un Cheesecake Factory que había en un centro comercial cercano, y la verdad es que volvimos a acertar.
Una vez descansados, vuelta al parque y hasta la noche, otra vez hasta el desfile nocturno y de ahí a dormir al hotel.





  • Día 11: Anaheim

Este día lo dedicaríamos al otro parque Disney, el California Adventure. Este parque está más dedicado a los dibujos de Pixar, Monstruos, Cars, Inside Out... Aunque también era donde se podía conocer a Elsa y Anna y también a la princesa Sofía. Este parque está menos masificado y también pudimos subirnos a casi todo, además de conocer a Sully y a las queridas amigas de C, Elsa y Anna. De la vergüenza no se atrevía ni a mirarlas a la cara la pobre.




A mediodía hicimos lo mismo que el día anterior, comer fuera y descansar un poquito en el hotel.
A la vuelta al parque, vimos los desfiles y subimos a las atracciones que nos faltaban, pero no nos quedamos al espectáculo nocturno. Nos fuimos a cenar tranquilamente y ya para el hotel a recoger y a hacer las maletas para marchar al día siguiente de nuevo a casa. C se quería quedar a vivir allí, pero no pudo ser, había que empezar el cole y estaba matriculada en Barcelona!


  • Día 12: Anaheim - Los Angeles - Londres

Con ayuda del GPS llegamos al lugar donde teníamos que devolver el coche en el aeropuerto de Los Ángeles, y desde allí un autocar nos llevaría a nuestra terminal para coger el vuelo hacia Londres. Pensándolo ahora, creo que lo mejor hubiese sido entregar el coche de alquiler en Anaheim y ahorrarnos pagar parking en el hotel y eso tres días de alquiler de coche, y desde allí haber pedido un Uber-taxi que ya sabíamos que funcionaba de maravilla.
Una vez en el avión, G se pasó casi todo el vuelo durmiendo y C viendo pelis, así que no se les oyó mucho, cosa de agradecer, porque casi todo el avión dormía. Al llegar a Londres ambos se despejaron y aprovechamos para ir a una sala de juegos del aeropuerto preparada para familias. Aprovechamos para comer algo allí mismo y ya a esperar nuestro vuelo a Barcelona. G mientras esperábamos, se volvió a dormir, y así estuvo hasta llegar a Barcelona.


  • Día 13: Londres- Barcelona

Llegamos a Barcelona muy puntuales y el carrito y las maletas también, así que podíamos decir que el viaje de principio a fin había sido un éxito. Sólo faltaba que el jet lag no hiciese muchos estragos :)

sábado, 2 de mayo de 2015

París Abril 2015


En este viaje, decidimos viajar en tren en lugar de avión, ya que salía más bien de precio y ambos peques viajaban gratis (sin ocupar asiento). Lo reservamos en la web http://www.billetetren.es/ con un precio mucho mejor que en Renfe directamente, la ida en turista y la vuelta en primera.
El tiempo que nos hizo no fue muy bueno, por lo que no pudimos aprovechar 100% todos los días.

  • Día 1: Barcelona - París
Salimos por la mañana destino Sants, cogiendo un rodalies desde nuestro barrio. Allí nos esperaba un TGV que nos llevaría a París en seis horitas aproximadamente. Como siempre, fuimos con un arsenal de cosas de picar, libretas, pegatinas, tablet con pelis, juguetes, etc. Este viaje iba a ser todo un reto porque los peques tendrían que estar todo el viaje sentados encima nuestro. Con G no había problema, porque es feliz si le llevas encima, pero a C no le gusta tanto el contacto físico, así que había que pensar diferentes entretenimientos para que no se volviese loca en ese espacio tan reducido y sin poderse mover demasiado.

El tren iba a tope, ni un asiento libre, que era nuestra esperanza para ir un poquito más anchos y entrar al tren fue una locura, todo el mundo quería entrar primero para dejar sus maletones en los portamaletas. Hay que decir que hay espacio suficiente si se entra hasta el final del vagón, pero a veces nos ofuscamos y no vemos más allá... Nosotros pudimos colocar nuestro maletón y el carrito sin problemas.
Vuelvo a recomendar ir con una mochila portabebés para tener las manos libres, para poder cargar con trastos y para poder dar la mano a nuestra peque caminante sin problema. Además, con la mochila se puede ir a pasear por el tren y con suerte en ese paseo el peque puede caer dormido.
También recomiendo llevar comida de casa, ya que en el tren la comida es carísima y tampoco para tirar cohetes, nosotros llevamos bocata para los adultos, un termo con macarrones para C y termo con puré para G, éramos la envidia de la gente de alrededor, sobre todo por los macarrones de la peque, que olían de maravilla y se notaba que estaban hechos con amor (los hice yo).
Una vez llegamos a París, a pesar de que hubo algún momento un poco tenso con los peques y las galletas de chocolate, nos felicitaron porque se habían portado muy bien, así que superado el viaje en tren.

El tren nos dejó en la Gare du Lyon y allí cogimos un autobús que nos llevaría al lugar donde habíamos reservado nuestro apartamento, esta vez la reserva la hicimos por Airbnb y reservamos un pisito de dos habitaciones con gata incluida en el barrio de Gambetta. El apartamento muy bonito y con una decoración muy retro-vintage diría yo, ahora había que cruzar los dedos para que los peques no destrozasen nada de todo lo que había. La habitación de matrimonio tenía una cama inmensa y comodísima donde dormiríamos papi, mami y G, y en la habitación de princesa dormiría C, y digo de princesa porque era de la niña de la casa, con muchas cosas de hadas, princesas, muñecas y juguetes de princess 100%. C feliz con su habitación.

Habitación de G, los papis y Finousse
C en su habitación parisina
El día de llegada sólo nos dio tiempo a instalarnos e ir a comprar algo para cenar en un supermercado que había cerca de casa. Me sorprendió mucho que los productos ecológicos son más baratos en París que en Barcelona y con mucha más variedad, porque la verdad que en casa nos meten unos "sablazos" casa vez que quieres comprar algo un poco más sano, que se te quitan las ganas de ser una persona saludable.

  • Día 2: París - Marne-la-Vallée (Disneyland Paris)
El segundo día lo íbamos a dedicar íntegramente a Disneyland Paris. R y yo nos levantamos congestionados a tope gracias a nuestra alergia a los gatos, sí, somos unos cracks alquilando apartamentos con gato, sabiendo que luego morimos de alergia...
Desayunamos, nos arreglamos y fuimos a coger el mismo autobús que nos trajo a Gambetta, para ir de nuevo a la Gare du Lyon, y desde allí en tren hasta Marne-la-Vallée. Por suerte, ya íbamos con las entradas compradas desde casa, así que simplemente fue salir de la estación e ir directamente a la puerta de entrada, los peques entraban gratis, aunque ya lo cobran con las entradas de los adultos, lo encontré muy caro para lo poco que disfrutamos.
Fuimos un día de diario no festivo y el parque estaba hasta los topes, colas de horas para todo, el día tampoco acompañaba mucho porque iba chispeando a ratos, no entendimos cómo podría haber tanta gente. C estaba feliz a pesar de todo, alucinó al ver el castillo de  la Bella Durmiente nada más entrar, no se esperaba algo así ni en sueños.

Esperando el desfile de la tarde
Toy Story
Winnie The Pooh
Lyon King
Mickey & Minnie
Personalmente no me gustó mucho la visita al parque, los empleados muy "secos", las colas eternas en todas las atracciones, colas también para comer... Y encima (si podéis observar los nubarrones negros detrás de Mickey), el mal tiempo que suele hacer en París. No repetiría.
Al final, pudimos subir a tres atracciones de todo el parque y entramos también al laberinto de Alicia en el País de las Maravillas, que tampoco era una "maravilla", valga la redundancia, pero que a C le gustó mucho, así que ya sólo por eso ya nos valió la pena. Otra cosa que pudimos hacer es ver el desfile de la tarde, la peque emocionada y nosotros también de verla así de contenta, la cara que puso al ver a Elsa en persona fue algo que no olvidaré nunca.
Ya por la tarde volvimos a la estación para coger el tren de vuelta a casa. Una vez allí, bañito, cenita y a dormir, que al día siguiente íbamos a ir a callejear por el centro y teníamos que descansar.

  • Día 3: París (Le Marais, NotreDame)
El tercer día lo íbamos a dedicar a pasear por la ciudad aprovechando que no llovía. Fuimos hasta Le Marais y allí estuvimos callejeando por sus calles hasta la hora de comer. Estuvimos viendo tiendas y buscando algún sitio donde comer en el que cupiésemos con el carro incluido y con un menú asequible y con algo que le pudiese gustar a C. Al final nos decidimos por Chez Marianne, donde casualmente quedaba una mesa libre en un sitio un poco amplio ideal para todos nuestros trastos. Comimos bastante bien, pero para ser un sitio de "comida rápida" lo encontré muy caro. Los empleados muy amables en comparación con la dueña, a la que nos daba miedo dirigirnos por miedo a que nos echase al horno y nos comiera, jajaja. 
Después de comer, fuimos a un parque infantil cercano para dejar correr a los peques un poco y de ahí dirección Notre Dame.

Notre Dame
Por la zona de Notre Dame estuvimos viendo la catedral y las tiendas de souvenirs y aprovechamos para que C se subiese a un carrousel de los típicos que salen en todas las pelis sobre París. Del precio no me acuerdo (después de "pagao", "regalao"), pero lo vi muy barato en comparación a sitios similares en Barcelona, así que si vais a París, no recortéis en esto, porque vale la pena.
Después de todo este paseo ya nos dirigimos a casa, tampoco queríamos que C acabase arrastrada de tanto caminar. El que mejor iba fue G, que iba todo el rato en el carrito como un rey.

  • Día 4: París (La Cité des Enfants)
El cuarto día ya salió lluvioso, pero por suerte lo íbamos a dedicar a visitar La Cité des Enfants. Es un museo de la ciencia con una parte para el público infantil y esta parte, separada en dos partes por edades, de 2 a 7 años y de 5 a 12. 
Había una parte estilo "ingeniería" donde tenían que hacer construcciones con piezas gigantes, luego otra con circuitos por donde tenían que tirar unas bolitas, otras en las que había pantallas con diferentes conceptos... Pero como siempre, la actividad estrella para C fue la de los circuitos de agua, muy parecidos a los del Museo de la Ciencia de Londres, también se les proporcionaba un chubasquero y a jugar, por suerte esta vez no tuvimos que cambiarla entera después de la actividad.


Cité des Enfants
Cité des Enfants
Cité des Enfants
La entrada al museo se debe comprar con antelación, aunque tampoco mucha, porque hay un cupo por horas, es decir, que en cada franja hay un grupo y cuando pasa ese rato, todos los niños han de marchar para dejar entrar a un nuevo grupo. Si se compra con antelación se tienen dos ventajas, elegir la franja que más convenga y sobre todo, no tener que esperar el turno. Nosotros lo compramos por internet en el móvil el día antes y ya fuimos a cosa hecha, las entradas son como los billetes de avión por móvil, con un código y con eso ya se puede entrar, no hace falta imprimir. Los menores de 2 años no pagan, así que G fue gratis. 
Debido a la afluencia infantil que hay, los lavabos del lugar están más que adaptados y hay cambiadores. 
Después de nuestra actividad y como hacía un día de perros, decidimos comer en uno de los restaurantes del museo, el Rest'O, que como era de esperar era tirando a caro, por no decir carísimo para lo que ofrecían, pero comimos bien.
Una vez acabamos de comer y al estar lloviendo, decidimos volver a casa a pasar el resto de la tarde.
  •  Día 5: París (Gambetta-Tour Eiffel)
El quinto día fue el menos aprovechado porque diluviaba y no pudimos salir de casa más que para comer y para hacernos un par de fotos junto a la torre Eiffel (porque a C y a mi nos hacía ilusión verla).
Comimos en nuestro barrio, Gambetta, en una pizzería pequeña pero en la que los platos estaban hechos con mucho amor, comimos genial. Muy recomendable y si vais a París y os encontráis por la zona, no dejéis de comer allí, se llama Pizza Clip. No tiene ni tronas ni cambiador, pero es un riesgo asumible por la calidad de la comida. 
Después de comer y como íbamos bien equipados con chubasqueros y paraguas, nos fuimos a hacer un par de fotos a la Tour Eiffel y después de eso, de recogida a hacer las maletas a casa. 
  • Día 6: París - Barcelona
Llegó el día de despedirnos de París, y tal como llegamos, marchamos, cogimos el autobús que nos acercaría de nuevo a la Gare du Lyon y allí el TGV, aunque esta vez tuvimos la suerte de poder viajar en primera y con el vagón casi vacío, lo que significaba estar a nuestras anchas y que, al menos C pudiese estirarse para hacer la siesta. La vuelta fue mucho más llevable y la verdad es que se portaron genial, no nos podemos quejar.
Los niños se lo pasaron genial en su estancia en París, y aprendieron a convivir con un animalito y a cuidarlo como si fuese suyo, aún a costa de la alergia de los papis.

El próximo destino, rumbo al sol.