sábado, 2 de mayo de 2015

París Abril 2015


En este viaje, decidimos viajar en tren en lugar de avión, ya que salía más bien de precio y ambos peques viajaban gratis (sin ocupar asiento). Lo reservamos en la web http://www.billetetren.es/ con un precio mucho mejor que en Renfe directamente, la ida en turista y la vuelta en primera.
El tiempo que nos hizo no fue muy bueno, por lo que no pudimos aprovechar 100% todos los días.

  • Día 1: Barcelona - París
Salimos por la mañana destino Sants, cogiendo un rodalies desde nuestro barrio. Allí nos esperaba un TGV que nos llevaría a París en seis horitas aproximadamente. Como siempre, fuimos con un arsenal de cosas de picar, libretas, pegatinas, tablet con pelis, juguetes, etc. Este viaje iba a ser todo un reto porque los peques tendrían que estar todo el viaje sentados encima nuestro. Con G no había problema, porque es feliz si le llevas encima, pero a C no le gusta tanto el contacto físico, así que había que pensar diferentes entretenimientos para que no se volviese loca en ese espacio tan reducido y sin poderse mover demasiado.

El tren iba a tope, ni un asiento libre, que era nuestra esperanza para ir un poquito más anchos y entrar al tren fue una locura, todo el mundo quería entrar primero para dejar sus maletones en los portamaletas. Hay que decir que hay espacio suficiente si se entra hasta el final del vagón, pero a veces nos ofuscamos y no vemos más allá... Nosotros pudimos colocar nuestro maletón y el carrito sin problemas.
Vuelvo a recomendar ir con una mochila portabebés para tener las manos libres, para poder cargar con trastos y para poder dar la mano a nuestra peque caminante sin problema. Además, con la mochila se puede ir a pasear por el tren y con suerte en ese paseo el peque puede caer dormido.
También recomiendo llevar comida de casa, ya que en el tren la comida es carísima y tampoco para tirar cohetes, nosotros llevamos bocata para los adultos, un termo con macarrones para C y termo con puré para G, éramos la envidia de la gente de alrededor, sobre todo por los macarrones de la peque, que olían de maravilla y se notaba que estaban hechos con amor (los hice yo).
Una vez llegamos a París, a pesar de que hubo algún momento un poco tenso con los peques y las galletas de chocolate, nos felicitaron porque se habían portado muy bien, así que superado el viaje en tren.

El tren nos dejó en la Gare du Lyon y allí cogimos un autobús que nos llevaría al lugar donde habíamos reservado nuestro apartamento, esta vez la reserva la hicimos por Airbnb y reservamos un pisito de dos habitaciones con gata incluida en el barrio de Gambetta. El apartamento muy bonito y con una decoración muy retro-vintage diría yo, ahora había que cruzar los dedos para que los peques no destrozasen nada de todo lo que había. La habitación de matrimonio tenía una cama inmensa y comodísima donde dormiríamos papi, mami y G, y en la habitación de princesa dormiría C, y digo de princesa porque era de la niña de la casa, con muchas cosas de hadas, princesas, muñecas y juguetes de princess 100%. C feliz con su habitación.

Habitación de G, los papis y Finousse
C en su habitación parisina
El día de llegada sólo nos dio tiempo a instalarnos e ir a comprar algo para cenar en un supermercado que había cerca de casa. Me sorprendió mucho que los productos ecológicos son más baratos en París que en Barcelona y con mucha más variedad, porque la verdad que en casa nos meten unos "sablazos" casa vez que quieres comprar algo un poco más sano, que se te quitan las ganas de ser una persona saludable.

  • Día 2: París - Marne-la-Vallée (Disneyland Paris)
El segundo día lo íbamos a dedicar íntegramente a Disneyland Paris. R y yo nos levantamos congestionados a tope gracias a nuestra alergia a los gatos, sí, somos unos cracks alquilando apartamentos con gato, sabiendo que luego morimos de alergia...
Desayunamos, nos arreglamos y fuimos a coger el mismo autobús que nos trajo a Gambetta, para ir de nuevo a la Gare du Lyon, y desde allí en tren hasta Marne-la-Vallée. Por suerte, ya íbamos con las entradas compradas desde casa, así que simplemente fue salir de la estación e ir directamente a la puerta de entrada, los peques entraban gratis, aunque ya lo cobran con las entradas de los adultos, lo encontré muy caro para lo poco que disfrutamos.
Fuimos un día de diario no festivo y el parque estaba hasta los topes, colas de horas para todo, el día tampoco acompañaba mucho porque iba chispeando a ratos, no entendimos cómo podría haber tanta gente. C estaba feliz a pesar de todo, alucinó al ver el castillo de  la Bella Durmiente nada más entrar, no se esperaba algo así ni en sueños.

Esperando el desfile de la tarde
Toy Story
Winnie The Pooh
Lyon King
Mickey & Minnie
Personalmente no me gustó mucho la visita al parque, los empleados muy "secos", las colas eternas en todas las atracciones, colas también para comer... Y encima (si podéis observar los nubarrones negros detrás de Mickey), el mal tiempo que suele hacer en París. No repetiría.
Al final, pudimos subir a tres atracciones de todo el parque y entramos también al laberinto de Alicia en el País de las Maravillas, que tampoco era una "maravilla", valga la redundancia, pero que a C le gustó mucho, así que ya sólo por eso ya nos valió la pena. Otra cosa que pudimos hacer es ver el desfile de la tarde, la peque emocionada y nosotros también de verla así de contenta, la cara que puso al ver a Elsa en persona fue algo que no olvidaré nunca.
Ya por la tarde volvimos a la estación para coger el tren de vuelta a casa. Una vez allí, bañito, cenita y a dormir, que al día siguiente íbamos a ir a callejear por el centro y teníamos que descansar.

  • Día 3: París (Le Marais, NotreDame)
El tercer día lo íbamos a dedicar a pasear por la ciudad aprovechando que no llovía. Fuimos hasta Le Marais y allí estuvimos callejeando por sus calles hasta la hora de comer. Estuvimos viendo tiendas y buscando algún sitio donde comer en el que cupiésemos con el carro incluido y con un menú asequible y con algo que le pudiese gustar a C. Al final nos decidimos por Chez Marianne, donde casualmente quedaba una mesa libre en un sitio un poco amplio ideal para todos nuestros trastos. Comimos bastante bien, pero para ser un sitio de "comida rápida" lo encontré muy caro. Los empleados muy amables en comparación con la dueña, a la que nos daba miedo dirigirnos por miedo a que nos echase al horno y nos comiera, jajaja. 
Después de comer, fuimos a un parque infantil cercano para dejar correr a los peques un poco y de ahí dirección Notre Dame.

Notre Dame
Por la zona de Notre Dame estuvimos viendo la catedral y las tiendas de souvenirs y aprovechamos para que C se subiese a un carrousel de los típicos que salen en todas las pelis sobre París. Del precio no me acuerdo (después de "pagao", "regalao"), pero lo vi muy barato en comparación a sitios similares en Barcelona, así que si vais a París, no recortéis en esto, porque vale la pena.
Después de todo este paseo ya nos dirigimos a casa, tampoco queríamos que C acabase arrastrada de tanto caminar. El que mejor iba fue G, que iba todo el rato en el carrito como un rey.

  • Día 4: París (La Cité des Enfants)
El cuarto día ya salió lluvioso, pero por suerte lo íbamos a dedicar a visitar La Cité des Enfants. Es un museo de la ciencia con una parte para el público infantil y esta parte, separada en dos partes por edades, de 2 a 7 años y de 5 a 12. 
Había una parte estilo "ingeniería" donde tenían que hacer construcciones con piezas gigantes, luego otra con circuitos por donde tenían que tirar unas bolitas, otras en las que había pantallas con diferentes conceptos... Pero como siempre, la actividad estrella para C fue la de los circuitos de agua, muy parecidos a los del Museo de la Ciencia de Londres, también se les proporcionaba un chubasquero y a jugar, por suerte esta vez no tuvimos que cambiarla entera después de la actividad.


Cité des Enfants
Cité des Enfants
Cité des Enfants
La entrada al museo se debe comprar con antelación, aunque tampoco mucha, porque hay un cupo por horas, es decir, que en cada franja hay un grupo y cuando pasa ese rato, todos los niños han de marchar para dejar entrar a un nuevo grupo. Si se compra con antelación se tienen dos ventajas, elegir la franja que más convenga y sobre todo, no tener que esperar el turno. Nosotros lo compramos por internet en el móvil el día antes y ya fuimos a cosa hecha, las entradas son como los billetes de avión por móvil, con un código y con eso ya se puede entrar, no hace falta imprimir. Los menores de 2 años no pagan, así que G fue gratis. 
Debido a la afluencia infantil que hay, los lavabos del lugar están más que adaptados y hay cambiadores. 
Después de nuestra actividad y como hacía un día de perros, decidimos comer en uno de los restaurantes del museo, el Rest'O, que como era de esperar era tirando a caro, por no decir carísimo para lo que ofrecían, pero comimos bien.
Una vez acabamos de comer y al estar lloviendo, decidimos volver a casa a pasar el resto de la tarde.
  •  Día 5: París (Gambetta-Tour Eiffel)
El quinto día fue el menos aprovechado porque diluviaba y no pudimos salir de casa más que para comer y para hacernos un par de fotos junto a la torre Eiffel (porque a C y a mi nos hacía ilusión verla).
Comimos en nuestro barrio, Gambetta, en una pizzería pequeña pero en la que los platos estaban hechos con mucho amor, comimos genial. Muy recomendable y si vais a París y os encontráis por la zona, no dejéis de comer allí, se llama Pizza Clip. No tiene ni tronas ni cambiador, pero es un riesgo asumible por la calidad de la comida. 
Después de comer y como íbamos bien equipados con chubasqueros y paraguas, nos fuimos a hacer un par de fotos a la Tour Eiffel y después de eso, de recogida a hacer las maletas a casa. 
  • Día 6: París - Barcelona
Llegó el día de despedirnos de París, y tal como llegamos, marchamos, cogimos el autobús que nos acercaría de nuevo a la Gare du Lyon y allí el TGV, aunque esta vez tuvimos la suerte de poder viajar en primera y con el vagón casi vacío, lo que significaba estar a nuestras anchas y que, al menos C pudiese estirarse para hacer la siesta. La vuelta fue mucho más llevable y la verdad es que se portaron genial, no nos podemos quejar.
Los niños se lo pasaron genial en su estancia en París, y aprendieron a convivir con un animalito y a cuidarlo como si fuese suyo, aún a costa de la alergia de los papis.

El próximo destino, rumbo al sol.